Joan edukira

Sinergias y tecnologías para reinventar las organizaciones solidarias (Reflexiones tras un encuentro) por Fernando de la Riva

14 urria, 2012

El cambio es parte sustantiva de la realidad. El mundo cambia permanentemente, esa es su naturaleza.

Hasta hace poco más de un siglo, los cambios sociales tardaban mucho tiempo en producirse y extenderse a todo el mundo. El proceso se aceleró con la Revolución Industrial, la Revolución de las Comunicaciones (el telégrafo, el teléfono…) y la Revolución del Transporte (el avión, el automóvil…).

Y los cambios se dispararon de revoluciones –valga la redundancia- con la Revolución Tecnológica, y en particular con la Revolución de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (las TIC), hace unos escasos  40 años.

En el presente vivimos en medio de un huracán de cambios. Los estudiosos hablan de un “cambio civilizatorio” o un “cambio de época”.

Los cambios que antes requerían cuatro o cinco décadas, ahora se producen a velocidad de vértigo.

Hace 15 años no existían los teléfonos móviles –o los tenían solamente cuatro ejecutivos- y existían los fax con rollos de papel térmico, y todavía, utilizábamos el correo postal. ¡Y no existía Google!

Las organizaciones solidarias también han de cambiar. Las que se resisten a los cambios sociales, se enquistan y mueren (aunque a veces parezca que siguen vivas). Las que son capaces de convertir los cambios sociales en una oportunidad para sus propias transformaciones, se reinventan y pueden seguir siendo útiles para mejorar la realidad, para cambiar el mundo.

Pero… ¿cómo impulsar esos cambios necesarios en las organizaciones, en sus formas de organizarse internamente, de financiarse, de relacionarse con el mundo, de intervenir en él? ¿cómo hacerlos incorporando, sumando, incluyendo, haciendo participar en los procesos de cambio a las diferentes personas que forman nuestras organizaciones, de manera que sientan como suyos los resultados de esos procesos?

Necesitamos volver la mirada a nuestras organizaciones, no para mirarnos el ombligo en un ejercicio onanista, sino para re-conocernos críticamente, para re-conocer nuestras zonas de necesidad de cambio (aquellas en las que se juega la adaptación y la superación del riesgo de obsolescencia de nuestras entidades),  para re-conocer nuestras resistencias a los cambios y también nuestros facilitadores de los cambios (que también los hay, lo que pasa es que nos cuesta más identificarlos por falta de costumbre).

Y tenemos que cambiar nuestros gastados lenguajes, inventar nuevas palabras para llamar a las cosas por su nombre. Palabras que hablen de nuevas formas de pensar, decir y hacer las cosas.

La Revolución de la TIC supone un enorme cambio en las herramientas que utilizamos, pero –sobre todo- significa un impresionante cambio en nuestras formas de pensar, de conocer, de decir, de comunicarnos y relacionarnos…

Las TIC han de ser herramientas que faciliten los cambios necesarios en las organizaciones. Y si no conseguimos que esto sea así, las TIC se convertirán en resistencias, en  bloqueos y barreras de la brecha social que se abrirá entre las organizaciones y la sociedad en cambio.

Las TIC son, por su propia naturaleza, herramientas colaborativas, diseñadas para ser utilizadas colectiva y cooperativamente. Ese carácter debería encajar perfectamente en la cultura de las organizaciones solidarias, debería servir para potenciar y facilitar la participación y la interacción en su interior, en sus formas de actuar y de organizarse.

Pero ese cambio en la cultura de las organizaciones no será fácil, venimos de modelos organizativos verticales, jerárquicos, compartimentados, “juanpalomistas”, competitivos…

La apropiación de las TIC en las organizaciones solidarias no es solo ni fundamentalmente una cuestión de aprendizaje de nuevas habilidades instrumentales para el uso de nuevas herramientas, es –sobre todo- una cuestión de cambios en la mentalidad individual y colectiva, en el aprendizaje de nuevas habilidades sociales, relacionales y organizativas.

Y necesitamos las sinergias para poder hacer esa revolución: el desafío de la reinvención de las organizaciones solidarias no podemos abordarlo solas. La suma de esfuerzos, la  cooperación entre organizaciones, el apoyo mutuo, el trabajo en red es imprescindible. No se trata de una opción, es una condición del futuro.

Las TIC también pueden y deben servir para facilitar la cooperación entre organizaciones, para hacer eficaces y eficientes las complicidades que seamos capaces de tejer entre ellas.

Ese proceso de apropiación de las TIC será necesariamente complejo, porque ha de ser realizado por el conjunto y la totalidad de la organización, por la peculiaridad de las herramientas, porque el cambio social no se para un instante y tampoco lo hace la innovación tecnológica, porque vamos descubriendo el camino a seguir sin mapas previos, en la medida que lo vamos recorriendo…

Y por todo eso, insistimos, es mucho más inteligente acompañarnos y apoyarnos en el camino que ir de navegantes solitarios.

En Leioa, el 5 y 6 de octubre de 2012 nos encontramos 25 personas para poner en marcha un proceso formativo que estimule y contribuya a facilitar la apropiación de las TIC en las organizaciones solidarias, convirtiéndolas en herramientas para el cambio, la cooperación y el trabajo en red.

En el encuentro se produjeron  un conjunto de materiales de reflexión y trabajo que, ojalá, alimentarán el proceso formativo. Pero, además, se produjeron muchos pequeños encuentros interpersonales que, con toda seguridad, darán consistencia a las motivaciones e impulsarán los afectos y las voluntades para sumar fuerzas en la reinvención de las organizaciones solidarias.

Fernando de la Riva

Utzi iruzkina